Todo humano en esta
tierra tiene un fin en la vida. Y este puede estar trazado y ser escogido por
el individuo. Este diseño ha sido hecho por el Supremo.
Pero sucede que por
diversas razones, entre las cuales está la vacilación de mente y falta de
sabiduría, el humano elige otro camino, distinto al que ya había sido trazado
felizmente por el Creador. Pierde su herencia eterna. Qué trágico!
Mas sin embargo, existen unos que les
ocurrió algo sin merecerlo. Nacieron bajo un pacto de gracia.
¡GRACIA! ¿Para qué gracia? Para ser
conformados a ese plan perfecto que ha hecho el Sublime y así también ayudar a
aquellos a conformar sus vidas al plan original que el Divino tiene para sus
corazones.
Estos nacidos bajo gracia tienen una vida
poco entendida por los que le rodean e incluso por ellos mismos. A ellos les
pasa que pueden hasta descontrolarse en ciertas etapas de la vida al ver que el
trato que reciben no es el mismo que el resto recibe. A otros les lleva un
camino ancho, mas ellos andan por el camino angosto. Otros reciben vida y
libertinaje, ellos dan sus propias vidas y libertades.
Estos nacidos bajo el pacto de gracia ya
no se pertenecen a ellos mismos, y lo saben, pues llevan las marcas de Su
Maestro dentro de su corazón. A los otros pareciera que lo tuvieran todo, estos
nacidos de gracia no tienen nada, mas lo poseen todo.
Estos nacidos de gracia se sienten la
escoria del mundo pero trastornan al mundo entero.
¿Quienes son ellos? Son una gran nada.
Pero han sido tomados como barro
en las Manos del Alfarero, en las Manos del Perfecto Creador y Diseñador y El
sopló y les selló el corazón diciéndoles: "No temas, Yo te ayudo, tú
dedicarás tu vida para Mí, Yo me preocuparé por TÍ. Llevarás a otros a este
llamamiento. Y sello Mis palabras con este PACTO DE GRACIA sobre tu
corazón."
Su siervo en Cristo,
Harold Caballero.