miércoles, 18 de febrero de 2009

El bambú amado


Hermanos/as,
No soy partidario de estar escribiendo, publicando o enviando correos por doquier con cualquier contenido y con grandes listas de destinatarios, ya que eso ayuda a crear que más spam nos lleguen a nuestra bandeja.
Pero esta historia cuando lo leí, el Señor me encontró, mi corazón ardía y terminé con lágrimas en mi rostro y un clamor en mi interior que decía: "Hágase conmigo confome a Tu Palabra. Quién soy yo para que tenga que decidir por mis días futuros. Padre, Tú sabes lo mejor para mí".
Es mi deseo que Dios hable a sus corazones y les desafíe con esta historia.
He aquí:

EI BAMBÚ AMADO

Había una vez, un maravilloso jardín, situado en el centro de un campo. El dueño acostumbraba pasear por el sol de mediodía. 
Un esbelto bambú era el mas bello y estimado de todos los árboles de su jardín. Este bambú crecía y se hacía cada vez mas hermoso. 
El sabía que su Señor lo amaba y que el era su alegría. 
Un día, su Dueño, pensativo, se aproximó a su amado bambú y, con sentimiento de profunda veneración el bambú inclinó su imponente cabeza. 
El Señor le dijo: -"Querido bambú, Yo necesito de ti". El bambú respondió: -"Señor, estoy dispuesto; haz de mí lo que quieras". El bambú estaba feliz. Parecía haber llegado la gran hora de su vida: su Dueño necesitaba de el y el iría a servirle!!!. 
Con su voz grave, el Señor le dijo: -"Bambú, sólo podré usarte podándote." 
-"¿Podar? ¿Podarme a mí, Señor?...!Por favor, no hagas eso! Deja mi bella figura tu ves como todos me admiran." 
-"Mi amado bambú," -la voz del Señor se volvió mas grave todavía.- "No importa que te admiren o no te admiren... si yo no te podara, no podría usarte." 

En el jardín, todo quedó en silencio... el viento contuvo la respiración. 
Finalmente el bello bambú se inclinó y susurró: - "Señor, si no me puedes usar sin podar, entonces haz conmigo lo que quieras." 
-"Mi querido bambú, también debo cortar tus hojas..." 
El sol se escondió detrás de las nubes... unas mariposas volaron asustadas...El bambú temblando y a media voz dijo: -"Señor, córtalas..." 
Dijo el Señor nuevamente: -"Todavía no es suficiente, mi querido bambú, debo además cortarte por el medio y sacarte el corazón. Si no hago esto, no podré usarte." 
-"Por favor Señor" -dijo el bambú- "yo no podré vivir mas... ¿Cómo podré vivir sin corazón?" -"Debo sacarte el corazón, de lo contrario no podré usarte." 
Hubo un profundo silencio... algunos sollozos y lágrimas cayeron. 
Después el bambú se inclinó hasta el suelo y dijo: -"Señor, poda, corta, parte, divide, saca mi corazón... tómame por entero." 
El Señor deshojó, el Señor arrancó, el Señor partió, el Señor sacó el corazón.....

Después llevó al bambú y lo puso en medio de un árido campo y cerca de una fuente donde brotaba agua fresca. 
Ahí el Señor acostó cuidadosamente en el suelo a su querido bambú; ató una de las extremidades de su tallo a la fuente y la otra la orientó hacia el campo. 
La fuente cantó dando la bienvenida al bambú. Las aguas cristalinas se precipitaron alegres a través del cuerpo despedazado del bambú... corrieron sobre los campos resecos que tanto habían suplicado por ellas. 
Ahí se sembró trigo, maíz, soya y se cultivó una huerta. Los días pasaron y los sembradíos brotaron, crecieron y todo se volvió verde... y vino el tiempo de cosecha.
Así, el tan maravilloso bambú de antes, 
en su despojo, en su aniquilamiento y en su humildad, se transformó en una gran bendición para toda aquella región. Cuando él era grande y bello, crecía solamente para sí y se alegraba con su propia imagen y belleza. En su despojo, en su aniquilamiento, en su entrega, el se volvió un canal del cual el Señor se sirvió para hacer fecundas sus tierras. Y muchos, muchos hombres y mujeres encontraron la vida y vivieron de este tallo de bambú podado, cortado, arrancado y partido. 

¿Te animas a ser un bambú?

En Cristo,

Harold Caballero.